Por la redacción de Guillen Pujol CPAs
El Servicio de Impuestos Internos (IRS, por sus siglas en inglés) anunció el 9 de octubre, las nuevas tasas y deducciones para el año fiscal 2026, ajustando más de sesenta parámetros fiscales por efecto de la inflación. Con ello, la ley conocida como One Big Beautiful Bill Act (OBBBA, por su siglas en inglés), firmada el 4 de julio de 2025, consolida su papel como eje del sistema tributario actual, al ampliar la deducción estándar y extender beneficios empresariales clave.
El impacto real de estos cambios recae directamente sobre las operaciones de las empresas. Es recomendable que Finanzas, Compensaciones y Recursos Humanos evalúen y actualicen sus políticas antes de 2026 porque los nuevos tramos afectarán la nómina, bonos, aportes a planes de retiro, deducciones corporativas y la planificación de dividendos.
Para CEO (directores ejecutivos), CFO (directores financieros) y socios, los ajustes fiscales no sólo redefinen tasas, sino la forma en que se toman decisiones. Cada contratación, bono o política de beneficios conlleva ahora un costo fiscal implícito que debe leerse junto al retorno operativo. Integrar ese análisis en los procesos de aprobación será, más que una formalidad, una ventaja competitiva en 2026.
Nuevos tramos de impuestos del IRS para 2026 y su impacto directo en ejecutivos, socios y empresas
A partir del ejercicio fiscal 2026, el IRS ampliará los umbrales de ingreso que delimitan cada tramo, manteniendo la tasa máxima del 37 % para quienes superen los 640,600 dólares de ingreso individual o los 768,700 dólares en declaración conjunta. La deducción estándar también sube a 32,200 dólares para matrimonios y 16,100 dólares para contribuyentes solteros.
Aunque estas cifras parecen ajustes rutinarios, su efecto acumulativo redefine la carga efectiva para perfiles de altos ingresos y modifica las estrategias de compensación, dividendos y distribución de utilidades dentro de las compañías. En la práctica, la brecha entre las tasas marginales y efectivas tiende a cerrarse ligeramente, lo que incrementa la sensibilidad de cada dólar adicional de ingreso, especialmente cuando proviene de bonificaciones, stock options o dividendos empresariales.
Este cambio obliga a revisar la ecuación entre salario, dividendos y reinversión, sobre todo en estructuras donde los socios reciben compensación mixta (W-2, K-1 o QBI). Los nuevos umbrales de la deducción para ingresos de negocios bajo la Qualified Business Income Deduction—que inicia su fase de reducción a partir de 403,500 dólares para declaraciones conjuntas—implican que cada ajuste en el flujo de caja puede alterar la carga fiscal efectiva. A esto se suma el incremento en la exención del Alternative Minimum Tax (AMT), que en 2026 será de 140,200 dólares para parejas. Aunque esto parece aliviar la exposición de los ejecutivos, el nuevo límite de reducción a partir de un millón de dólares amplía el número de contribuyentes potencialmente alcanzados.
Cómo varían las cargas efectivas según el nivel de ingreso
Para ilustrar el efecto real de los nuevos tramos, consideremos tres escenarios típicos de ingreso combinado—salario, bonos y dividendos—bajo los parámetros de 2026.
Un contribuyente con unos 300,000 dólares en ingresos totales vería una tasa efectiva cercana al 23%, asumiendo deducción estándar y sin exposición al Impuesto Mínimo Alternativo (AMT). Este nivel apenas cambia respecto a 2025, reflejando el ajuste inflacionario previsto por el IRS.
En un nivel de alrededor de 750,000 dólares, el cruce con el tramo del 35% y el inicio de la reducción gradual de la deducción por ingresos de negocio (Qualified Business Income Deduction, QBI)—que comienza a partir de 403,551 dólares de ingreso conjunto y se extingue a los 553,500—eleva la tasa efectiva a una banda entre 28% y 30%, dependiendo de la composición del ingreso.
Por encima del millón de dólares, muchas deducciones pierden eficacia y entran en juego impuestos adicionales como el Net Investment Income Tax (NIIT) y, en algunos casos, el Alternative Minimum Tax (AMT). En este rango, la tasa efectiva federal suele ubicarse entre aproximadamente 25% y 40%, dependiendo de la composición del ingreso—salario, dividendos, ganancias de capital—, las deducciones disponibles y la carga estatal.
Estos escenarios no constituyen proyecciones fiscales exactas, sino referencias ilustrativas para estimar impacto operativo. Cada compañía debería revisar con Finanzas y Compensaciones la composición del ingreso ejecutivo —salario base, bonos, distribución de utilidades, aportes 401(k) o planes de retención—para modelar su efecto en el costo total de remuneración y definir el momento (perfect timing) óptimo de pagos y beneficios bajo el nuevo marco 2026.
Implicaciones para estructuras empresariales y decisiones contables
Los ajustes tributarios de 2026 trasladan el debate de la teoría a la práctica y exigen que las decisiones contables y financieras se modelen de manera integrada, considerando el impacto conjunto de los nuevos tramos, deducciones y límites de QBI.
Entidades Pass-throughs y deducción QBI: el 20 % ahora es permanente
La deducción del 20 % sobre ingresos calificados de negocio (Qualified Business Income Deduction, QBI) deja de ser un alivio temporal y se convierte en un componente permanente del código fiscal. Con ello, las entidades pass-through se consolidan como vehículos eficientes para profesionales y firmas de servicios.
Los límites también cambian: El phase-out inicia en 403,551 dólares de ingreso conjunto y concluye en 553,500, con una franja de reducción más amplia y reglas diferenciadas según el tipo de negocio (Specified Service Trade or Business, SSTB). Para socios y ejecutivos, cada dólar adicional de ingreso puede modificar la elegibilidad parcial o total de la QBI. Por ello, los equipos financieros deberán modelar cuidadosamente la combinación entre salario, dividendos y retiros de utilidades, incorporando simulaciones de ingresos provenientes de entidades pass-through en la planificación de compensación ejecutiva y en las proyecciones de flujo de caja.
AMT y “haircut” recorte de deducciones: el riesgo oculto para los “top-bracket earners” contribuyentes de mayores ingresos
La exención del Alternative Minimum Tax (AMT) sube a 140,200 dólares para declaraciones conjuntas, aunque comienza a reducirse a partir de un millón de dólares y el phase-out se acelera hasta el 50 %. El cambio amplía la base de contribuyentes potencialmente alcanzados.
El impacto es mayor en socios y ejecutivos con incentivos en acciones, stock options o bonos diferidos, ya que no todos los beneficios son deducibles bajo el cálculo alternativo. El resultado es un recorte parcial en las deducciones que puede elevar entre 0.8 y 1.5 puntos porcentuales la tasa efectiva para los niveles más altos de ingreso. La revisión de modelos de compensación diferida y de los calendarios de pago —especialmente RSUs y performance bonuses—debe contemplar la exposición al AMT como una variable real de costo.
Cómo afecta a empresas que pagan beneficios—”childcare credit” crédito por cuidado infantil ampliado a 500.000 dólares
El crédito fiscal para empleadores que ofrecen servicios de cuidado infantil se amplía a $500,000, fortaleciendo las políticas de retención de talento y conciliación laboral. Aunque este beneficio ya existía, el nuevo límite y la extensión de elegibilidad para centros subcontratados lo transforman en una herramienta efectiva para optimizar la carga fiscal y reforzar la marca empleadora.
Las empresas medianas y grandes con estructuras de compensación integradas—bonos, beneficios y aportes a planes de retiro—pueden combinar esta deducción con programas de beneficios flexibles para mejorar su retorno fiscal. El costo de implementar guarderías propias o convenios tercerizados puede ser absorbido parcialmente mediante este crédito, siempre que se cumplan los criterios documentales exigidos por el IRS.
¿Cómo puede tu equipo convertir los nuevos umbrales fiscales en una ventaja competitiva para 2026?
Los nuevos umbrales de 2026 no implican una urgencia, sino una oportunidad para rediseñar la arquitectura financiera y compensatoria de la organización con una visión más integral.
Para el director financiero (CFO), esto implica revisar las proyecciones con una lente distinta, observando no solo el efecto en la tasa efectiva, sino también cómo cada la manera en que cada ajuste repercute en el flujo de caja, la capacidad de inversión y los incentivos ejecutivos.
Para Recursos Humanos, el foco ya no está únicamente en la tabla salarial, sino en la coherencia integral de la compensación, buscando que los bonos, los aportes a retiro y el equity se mantengan competitivos sin sacrificar eficiencia fiscal. En el caso del CEO y del consejo directivo (board), la conversación se eleva hacia la sostenibilidad y se centra en cómo preservar la liquidez, proteger la reputación y sostener el valor percibido por los inversionistas dentro de un marco tributario que evoluciona más por interpretación que por decreto.
En Guillen Pujol CPAs, colaboramos con los equipos de Finanzas y Recursos Humanos para modelar escenarios realistas, proyectar las implicaciones del QBI y del AMT, y acompañar la toma de decisiones antes del cierre del año fiscal. No se trata de anticipar el futuro, sino de asumir el control del presente con la misma precisión con la que se gestionan los activos más valiosos de la empresa: su gente y su reputación.
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Nota del editor: Este artículo forma parte del Info Hub de GPCPAs, una iniciativa que busca empoderarte con el conocimiento y las estrategias necesarias para enfrentar los retos del sistema tributario estadounidense. Visita nuestro Info Hub: un recurso curado con lo último en noticias fiscales, económicas y empresariales, junto con guías prácticas sobre estrategia tributaria, contabilidad y asesoría de negocios—porque Planificar el Mañana, Contigo, comienza aquí.